El nombre de muscaria proviene
del latín musca, mosca, y hace referencia a la interacción que se
produce entre este hongo y los insectos. Paraliza temporalmente a los insectos
que entran en contacto con la seta.
Se caracteriza por su sombrero de
color rojo de 7-14 cm de diámetro, cubierto por numerosos restos de velo en
forma de escamitas blancas. El pie y el anillo son blancos, y la volva también.
El sombrero se puede decolorar con edad hasta volverse amarillento, de ahí las
posibles confusiones con otras setas.
Sus esporas son blancas. El hábitat
dónde podemos encontrar esta seta es en bosques de coníferas preferentemente y
también en bosques caducifolios en suelos silíceos.
Se trata probablemente de la seta que
más ha sido inconografiada, apareciendo a menudo en cuentos infantiles y en diferentes
adornos navideños.
En Siberia se ha consumido
tradicionalmente por pastores y chamanes, que, para protegerse del frío se
bebían el líquido de la cocción, produciéndose un efecto euforizante y
alucinógeno. Previamente eliminaban la cutícula. Este líquido no perdía sus propiedades
al pasar por el aparato digestivo humano, así que, una vez expulsado se volvían
a beber la orina.
Su ingestión produce alucinaciones y un cuadro
que puede ser peligroso. Su envenenamiento genera síntomas parecidos a una intoxicación
etílica muy fuerte. Con fuertes diarreas y vómitos.
Hay que tener cuidado de no
confundirla con Amanita caesarea, especie que se parece pero que se diferencia
por no tener el pie ni las láminas blancas y por tener una volva muy diferente.
Especie muy común en suelos ácidos, estableciendo ectomicorrizas con abedules,
hayas, coníferas y jaras.
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