Hola a todos, hoy estoy de celebración, es 28 de Enero y es el día de San Julián “el Tranquilo”, es un día festivo en la ciudad de Cuenca, dónde la gente aprovecha para ir a comer al campo y visitar la ermita del santo, a pesar de las inclemencias del tiempo.
La ermita de San Julián está ubicada en la hoz del Río Júcar, a cierta altura. En la actualidad podemos disfrutar de un sendero señalizado y lleno de miradores, con una de las vistas más impresionantes de la ciudad, sobre todo en otoño. Es un sendero cargado de historia, de fe, de magia, de hermosas panorámicas de la Hoz del río Júcar y de la Capital, un hermoso paseo que no te dejará indiferente.
El primer santuario fue ubicado donde se encontraba la gruta natural y posteriormente se construyó la ermita, que con esmero mantendría el Santero. Durante años los creyentes y los Hermanos de la Cofradía de San Julián, junto con los hortelanos y los que pasean por la ribera del Júcar han conservado este lugar.
Tradicionalmente cada 28 de Enero, los fieles caminan en romería sobre los pasos del Santo, se reparten panecillos de la caridad, rememorando otros tiempos, en los que el pan bendecido era recibido por los más pobres del lugar para paliar su hambre. Ahora la Hermandad de San Julián se encarga de dispensarlos.
También el 24 de diciembre, cuando el reloj marca la medianoche y desafiando las extremas temperaturas, los devotos creyentes recorren la senda, para congregarse alrededor de una hoguera y celebrar la “Misa del Gallo”, en una noche fantástica, en la que el intenso frío compite con el crecido calor de la paz y armonía que entregan los hombres que allí se encuentran. Quienes han asistido a una de estas misas las describen como una de las más emotivas que se conocen.
San Julián nació en Burgos en el año 1.128. La leyenda cuenta que desde que nació ya era santo, y a todos los que asistieron a su nacimiento, los bendijo con su manita derecha, haciendo la señal de la cruz. Durante su bautizo, los ángeles presentes dijeron “hoy a nacido un niño que en gracia no tiene igual” y uno de ellos dijo “se llamará Julián”.
Era muy inteligente y estudió en la Universidad, pero cansado de su fama, se fue por toda España a evangelizar. Siempre acompañado de su fiel sirviente, Lesmes.
En 1.196 fue nombrado Obispo de Cuenca, preocupándose por los más necesitados, sin importarle si eran cristianos, judíos o musulmanes. Su caridad era para todos. Por eso fue nombrado “el obispo de los pobres”.
Durante esta etapa, solía retirarse a una gruta alejada, donde manaba agua, paraje que él denominaba “el lugar de mi tranquilo día”. Allí practicaba ejercicios espirituales y fabricaba sus célebres cestillas de mimbre que luego repartía entre los más necesitados.
Cuando murió, un 28 de Enero de 1.208, fue enterrado bajo la Catedral de Cuenca, que se empezó a construir bajo sus indicaciones. Fue nombrado Santo en el año 1.595. El afecto que profesó a la ciudad es correspondido por los conquenses, que tomándolo como ejemplo de generosidad y beatitud no dudaron en nombrarlo su protector y patrón.
Cuenca Ambiental organiza excursiones por este sendero tan maravilloso.